Compartir cama con un bebé o con un niño no es un asunto médico, sino cultural y personal. La mayor parte de culturas alrededor del mundo practican el colecho de manera cotidiana. Dormir juntos puede ser una experiencia muy gratificante para toda la familia además de facilitar la lactancia nocturna y hacerla más cómoda para todos.
Los bebés y l@s niñ@s se despiertan por las noches, siendo conveniente conocer los patrones de sueño infantil (ya que no siempre se despiertan menos cuanto más mayores son) para aceptarlos y saber que no existen soluciones mágicas.
Es necesario vigilar unas medidas de seguridad para que compartir cama no sea peligroso para el bebé: un colchón firme y lo suficientemente amplio, colcha, manta o edredón no demasiado pesado, que el bebé esté boca arriba, y que los padres no fumen (o al menos no lo hagan nunca dentro de la habitación), no tomen alcohol, drogas o sedantes, ni tengan una obesidad importante.