Educar sin gritos, castigos ni amenazas es posible.
Los niños y niñas aprenden por imitación, si crecen en un ambiente respetuoso, en el que se valora su opinión, se les escucha y se tiene en cuenta sus necesidades y deseos, aprenderán a ser respetuoso, a escuchar y a dialogar sin necesidad de gritar o de recurrir a la violencia.