Entrevista a Laura Perales Bermejo

LAURA PERALESDesde Besartean hemos organizado una charla de la psicóloga Laura Perales Bermejo para el próximo 1 de Octubre, en la cual nos hablará sobre el apego. Para ir introduciendo el tema le hemos planteado una serie de preguntas que publicamos en esta entrevista:

Besartean: ¿Cómo puede influir la escolarización temprana en la formación del apego?
Laura Perales (LP):

El apego tiene que ver con la supervivencia. Somos una especie tremendamente dependiente del adulto durante los primeros 3 ó 4 años, siendo esto una realidad biológica que nada tiene que ver con opiniones o teorías. Las conductas de apego, es decir, las conductas instintivas destinadas a mantener cerca de la figura de apego para sobrevivir, son lo que han permitido que el ser humano siga en este planeta. En función a nuestra respuesta a esas conductas va a formarse un tipo de apego u otro, siendo el apego seguro el que se corresponde con la salud mental. Es decir, si mi hijo llora y lo atiendo, lo cojo en brazos, estaré fomentando un apego seguro. 
Cuando un niño menor de 3 ó 4 años es separado de su madre, de modo reiterado, sin haberse vinculado con las personas que le van a cuidar (ya que los periodos de adaptación que se suelen ofrecer no son tales, sino periodos de resignación), llega a vivir una situación muy traumática, que cara a su instinto tiene que ver con un riesgo mortal, pudiendo fomentar la formación de uno de los tipos de apego inseguro, o incluso el cambio de un apego seguro a uno inseguro.

Besartean: ¿Cuál sería la mejor alternativa cuando la madre se tiene que reincorporar al trabajo fuera de casa?

LP: Lo ideal sería permanecer junto al niño durante esos primeros años, pero es muy raro poder hacerlo. Los espacios laborales deberían permitir que las madres pudiesen llevar a sus hijos al trabajo, siempre que no se tratase de algo peligroso. Como esto no suele pasar, existen alternativas como las casas nido, distintas a las guarderías, con un número muy reducido de niños que permite que exista un acompañamiento emocional adecuado, y un periodo de adaptación real, con la madre o el padre presentes hasta que el niño se adapte, invirtiendo el tiempo que cada niño necesite. Sin llantos con la partida de los padres. Ahora, siempre debemos conocer cada lugar y cada persona, no por ser guardería o casa nido tenemos garantía de nada. Podemos encontrarnos cualquier cosa. Lo único que sabemos es que en las casas nido suele hacerse de este modo, por lo general, y que la ratio sí es algo que marca una gran diferencia.

Besartean: ¿Influye en la relación de apego madre-bebé el tipo de lactancia (materna/ artificial)?

LP: La lactancia materna ofrece algo que la lactancia artificial no puede ofrecer al mismo nivel (aparte del tema alimentario y de continente, en los que no entro por no ser mi campo), ese contacto directo y la segregación de neurohormonas que tienen que ver con el vínculo. Una de las conductas de apego es precisamente la succión del pecho, así como los despertares nocturnos frecuentes, que son normales y tienen que ver entre otras cosas con la alimentación. La lactancia artificial puede darse con contacto, con piel, a demanda, incluso con un relactador para reproducir lo más fielmente posible la lactancia materna cuando esta no ha sido posible. Puede gestarse un apego seguro con lactancia artificial. Pero indudablemente, la lactancia materna siempre va a facilitar más este apego seguro, a no ser que no haya capacidad de contacto por parte de la madre. En todo caso, es un factor entre muchos otros, como lo que haya ocurrido en embarazo, parto y postparto, el historial de los padres, la vida que lleven, si se mete al niño en guardería, etc.

Besartean: ¿Puede el apego modificarse con el tiempo? ¿O por el contrario es una base que permanece inalterable? Si puede cambiar, ¿cuáles podrían ser las “alarmas” a tener en cuenta para ver que algo está pasando en la relación con nuestros hijos o hijas?

LP: Sí, el apego puede modificarse, por ejemplo, como antes comentaba, si les metemos en una guardería en edades tempranas sin realizar una correcta adaptación. Alarmas podrían ser que el niño evite la mirada constantemente, que se vaya con desconocidos sin tenernos localizados, que cuando le vayamos a buscar reaccione evitándonos, o pegándonos, llorando sin consuelo… Me refiero a una conducta sostenida que refleje esto, no a días sueltos, o a situaciones que pueden venir de otras causas.

Besartean: ¿En qué lugar queda la figura paterna en cuanto al apego en la primera infancia? ¿Hay diferencia con respecto a la figura materna? ¿Hay cambios posteriormente?

LP: Sí, hay diferencias innegables, biológicas. Paradójicamente, las diferencias exclusivamente culturales entre hombre y mujer se tienen muy en cuenta, perjudicando con creces a las mujeres. Vivimos en una sociedad tremendamente machista. En cambio, las diferencias biológicas se niegan. Se habla de compartir crianza y, por ejemplo, que para ello el padre dé biberones al niño, con la cantidad de cosas que puede hacer el padre sin interferir en lo que el bebé necesita. La función del padre en los primeros años es de sostén, logística. El padre no puede gestar, ni parir, ni amamantar, por mucho que haya gente que parezca que quiera hacerlo. Tampoco puede ser la figura de apego principal en estas edades tempranas, eso sólo puede serlo la madre, por una sencilla razón: el bebé va a separarse progresivamente de la persona que lo ha tenido en su útero durante el embarazo, extendiéndose este lento proceso a los primeros 3 años tras el parto, de modo gradual. En función de esto, va a formarse el yo del niño, el tipo de apego, el vínculo, la base para lo que ese bebé va a ser el día de mañana. En nuestros orígenes, vivíamos tal y como estamos preparados y programados para vivir: en tribu.  Esto facilitaba la crianza, dado que la madre, en estas sociedades primitivas matrifocales, era mimada y cuidada para poder cuidar del bebé. Nada que ver con lo que vivimos en la actualidad, donde las madres se encuentran solas, desbordadas, cargadas con todo y encima señaladas como si no hiciesen nada. El padre, cuando lo hay, tiene como función precisamente esto, estar ahí para la madre para facilitar que lo biológico ocurra. Es difícil, porque una sola persona no puede hacer de toda una tribu, pero es así. Por eso siempre es recomendable crear redes de familias, apoyo mutuo, grupos.

Si estos primeros años se viven desde la seguridad y la dependencia necesaria, a los tres años suele darse un salto gradual hacia la independencia, hacia lo social, y el niño va a comenzar a alejarse de la madre para acercarse más al padre. Esto es lo que debería pasar, aunque cada caso es distinto, hay muchos factores, a veces la edad varía un poco…pero sí, hay cambios posteriormente.

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